sábado, 26 de noviembre de 2011

Cumpleaños y visita sorpresa

Esta semana ha sido especial por varias razones:



- Nuestros dos alumnos más pequeños, Javier Pagador y Martín, han cumplido años. Ahora, TODOS en la clase tenemos cinco años. No volveremos a tener cumpleaños ni cumpleañeros hasta el mes de enero, en el que comenzaremos a cumplir seis años y veremos Primaria un poquito más cerca. Las tartas, cada día más ricas; enhorabuena a las madres y padres.



- Nos visitó Nuria, a la que tanto recordamos. Jolgorio y algarabia entre los niños y niñas. Ha sido muy agradable volver a tenerla entre nosotros; nos alegramos de que las cosas le vayan bien y esperamos que se deje ver más a menudo.



- La capilla está funcionando este año muy bien, con las familias cada vez más participativas y activas. Gracias a la madre de Javier Pagador que nos contó su etapa infantil y el recuerdo de sus profesores. Gracias también a las que intentaron participar y al final les pudo la timidez (a la próxima irá mejor, ya vereis). Y gracias a Carlos y Cristina, que nos ayudaron con las oraciones.

- Hemos terminado el cuaderno número dos de Mica, y hemos comenzado con el tercero y último de este trimestre. Llevamos un ritmo muy bueno.

Esta semana comenzaremos las evaluaciones para ir preparando los boletines.

Un saludo. Os dejo un puñado de fotos...











































domingo, 20 de noviembre de 2011

Cumple de Daniela

El miércoles es el día de mayor variedad de actividades para nuestro grupo, con la visita a la capilla, a la sala de ordenadores, a la biblioteca, además de psicomotricidad y las actividades del aula.


Estos días hemos celebrado el cumpleaños de Daniela y el Libro Viajero de Mica (con Mica) ha estado en su casa (la semana anterior la pasó con Jaime y su familia).


En las fotos veréis la obra de arte de esta semana, y los niños-as que han participado en el cuento de "San Ignacio y las tiritas" (última actividad del cuadernillo de la Semana Ignaciana) posando con sus diplomas. El cuento decía así:


Hace mucho mucho tiempo vivió san Ignacio de Loyola, el primer jesuita que hubo en la historia. Cuentan de él que tenía muchos amigos y sobre todo se querían mucho. Uno de ellos se llamaba Francisco Javier y el otro, Pedro Fabro. Javier era muy buen estudiante. También jugaba al fútbol estupendamente. Y corría como un galgo. Fabro no era tan buen deportista, pero contaba unos chistes buenísimos. Una vez, estando todos estudiando en la universidad les dijo Ignacio:


- Amigos, me ha dicho una señora amiga de mi madre que en el Asilo de las Hermanitas de los Pobres necesitan que les echen una mano. No dan abasto con tantos ancianos que viven en la casa. Hay que ayudar a hacer las camas, bañar a los mayores y limpiar a menudo el comedor y la capilla. ¿Qué os parece si vamos el fin de semana? Después podemos jugar un partido, aunque yo me pido de portero, que me han dicho que soy mejor que el del Real Madrid.



- ¡Por mí, estupendo!- contestó Fabro.



- ¡Claro que sí!- dijo Javier. Es necesario que nos ayudemos unos a otros. Aunque a decir verdad, yo nunca he cogido una escoba, ¡no sé cómo se barre!



- ¡Qué vago estás hecho!- respondió Ignacio.



Así, todos los sábados Ignacio, Francisco Javier y Fabro fueron al Asilo de las Hermanitas a colaborar en lo que fuera necesario: ayudar a lavar la ropa, fregar la entrada de la casa, ordenar las estanterías, limpiar el polvo, etc. Un buen día, casi a la hora en que Ignacio y sus amigos se marchaban a jugar el partido de fútbol, una señora se tropezó con la esquina de la cama y se hizo una herida no muy grande. Sangraba un poquito. Ignacio pasaba por allí y le dijo:



- No se preocupe, señora, que ahora mismo le voy a poner un poquito de Betadine para curar la herida y una tirita.


- ¡Muchas gracias!- respondió la señora.



Ignacio cogió la caja de tiritas que había en el botiquín del Asilo y se la llevó a la habitación de la señora. Pero cuando llegó, se dio cuenta de que la caja estaba vacía.


- ¿Dónde están todas las tiritas que había dentro?



Enseguida llegó una de las Hermanitas llamada Magdalena y preguntó:



- ¿Dónde está Ignacio de Loyola?


- Aquí- dijo Ignacio. Soy yo, ¿qué ocurre?


- ¿Qué ocurre? ¡¡Mira todo el pasillo!!


Ignacio salió fuera de la habitación y vio lo que había pasado. Todo el pasillo estaba lleno de tiritas, como si fueran flores en el parque, tiradas por los suelos. Al coger la caja no se dio cuenta de que estaba abierta y todas se cayeron. ¡Qué horror!


- No pasa nada- dijo la Hermana Magdalena. La próxima vez, cuando quieras ayudar a alguien no puedes ir corriendo de un lado a otro. Hay que hacer las cosas con tranquilidad y paciencia, sin prisas y fijándote bien en todo lo que haces, aunque tengas cosas que hacer después.


A partir de aquel día.....................



Los finales que han inventado las familias para el cuento han sido los siguientes:



  • A partir de aquel día, Ignacio hizo las cosas sin prisas y fijándose bien.


  • Apartir de aquel día, Ignacio y sus amigos se dedicaron a escuchar y a curar a las personas, dedicando todo su tiempo, sin pensar en ellos.


  • A partir de aquel día, Ignacio y sus amigos se dedicaron sólo a cuidar a los ancianos, con paciencia, cariño y mucho amor.


  • A partir de aquel día, hicieron mucha amistad con una abuela que se llamaba Ana, y la llevaron a comer un helado y la cuidaban muy bien y le daban muchos besos y abrazos.


  • Apartir de aquel día, decidieron hacer las cosas tranquilos y con cariño.


  • A partir de aquel día, San Ignacio de Loyola empezó a ayudar a todas las personas.



  • A partir de aquel día. Ignacio aprendió a hacer las cosas bien, sin prisas y con calma.


  • A partir de aquel día, Ignacio se tomó la vida con más tranquilidad y como ya no se le caían las cosas le daba tiempo a ayudar a más personas y colorín colorado este cuento se ha acabado.

El cuento original dice: A partir de aquel día, Ignacio y sus amigos ayudaron a los demás sin importarle el partido de fútbol. Lo primero era hacer las cosas lo mejor posible, con cariño, alegría y buen humor. Todos se lo agradecerían.





































domingo, 6 de noviembre de 2011

Llueve...

Esta semana la hemos tenido pasada por agua. Bienvenida sea, aunque nos haya marcado alguna actividad y nos haya condicionado algún recreo que otro.

El ritmo de trabajo de la clase es muy bueno, con los cuadernos de Mica al día y aprovechando cualquier situación que sucede en el aula o fuera de ella como oportunidades educativas. La señorita de inglés, Patricia, me comenta que ya publica en su blog, para que le deis vida con vuestras visitas y comentarios.

A partir del lunes comenzamos una de las semanas importantes de la vida de nuestra Escuela, la Semana Ignaciana, este año centrada en los 50 años de Escuela que cumplimos este curso y en la figura de San Ignacio, acercándonos a la figura de Ignacio como una persona que salió de sí mismo para ser amigo de Jesús y de los demás. Como siempre, multitud de actividades a lo largo de la semana, y el viernes llevarán un cuadreno que habrán trabajado y cuya última actividad es para hacerla en familia. Ánimo!!!

Por cierto que yo me perderé parte de la Semana Ignaciana; estaré en El Escorial realizando un curso (ya sé que algunos han llegado a casa diciendo que me voy a un concurso, je je). Vuestra tranquilidad es saber que, aunque un tutor se ausente, vuestros hijos-as siempre van a estar en buenas manos.

Os dejo fotos de una de las tormentas (vista desde la clase, claro), del trabajo por rincones de actividad, de una muestra de los disfraces que van llegando para el Rincón de disfraces (bien), Atenea mostrando orgullosa su página del Libro Viajero de Mica, y de nuestro Javier Pérez en plan halloween con cosas de las antiguas, bueno a medias porque su padre nos cuenta que antes lo hacían con melones.

Un saludo...